EL FACTOR HUMANO, COMO
PARTE INTEGRAL DEL PROBLEMA EN LA SEGURIDAD VIAL”
Como
cualquier otro ciudadano o habitante de una gran metrópolis, no soy ajeno al desafío
al cual nos enfrentamos todos, al ser agentes activos en la vía publica, ya sea
como peatón, conductor de vehículos, bicicletas o motocicletas. Lo interesante
de este desafío, es que todos nos quejamos a diario y criticamos el
comportamiento de los demás, sin hacer un acto de humildad y analizar nuestra
propia conducta.
Nos quejamos
de la infraestructura, el trancón o tráfico, los huecos, la cantidad de carros
y motocicletas, entre otros factores. Hoy en día, los datos y los hechos
respaldan que la mayoría de las lesiones no son causadas por lo anteriormente
mencionado, sino por la conducta de las personas o agentes en la vía. Pero muy
rara vez analizamos la conducta de todos los agentes que compartimos y
transitamos las mismas calles, avenidas, carreteras y autopistas. Mi objetivo
con este artículo no es buscar culpables y mucho menos criticar a las personas,
sino invitar a la reflexión.
Si analizamos
el problema en cifras, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1,25 millones de personas mueren
cada año como consecuencia de accidentes de tránsito y el 50% afectan a
«usuarios vulnerables de la vía pública»: peatones, ciclistas y motociclistas.
Cuando observo estas cifras, no puedo evitar pensar en el número de familias
que quedaron desoladas y tristes, el número de proyectos de vida que se vieron
afectados o truncados por una mala decisión o una conducta insegura. Nos hemos
vuelto algo deshumanizados y se nos olvida que detrás de ese número frío, están
personas y seres integrales.
“Conducir un
automóvil es una de las actividades más arriesgadas que cualquiera de nosotros
pueda emprender, a pesar de las décadas de mejoras en el diseño automovilístico
y de los avances referentes a la seguridad en el tránsito”. Esta cita, de la
presidente y CEO del Consejo Nacional de Seguridad de los Estados Unidos (National
Safety Council), Deborah Heersman, lo dice todo.
Conducir es
un factor de riesgo tan grande que es la única categoría de lesión, que recibió
un apartado completo (en total 36 páginas) en los datos de lesiones del 2015 de
dicho ente. La frecuencia y la severidad potencial de las colisiones con vehículos,
colocan la conducción en el peor rincón de cualquier matriz de riesgo.
Las cifras en
nuestro país no son muy alentadoras tampoco; según la Agencia Nacional de
Seguridad Vial (ANSV), entre enero y
septiembre de 2019, se han registrado de manera preliminar 4.761 fallecidos,
donde los motociclistas representan el 52%, los peatones el 24.6%, los usuarios
de vehículos el 12.2% y los usuarios de bicicletas el 6.7%.
Si al riesgo
asociado a conducir cualquier vehículo, le sumamos las distracciones a la ecuación,
el conducir, se puede convertir en la actividad más arriesgada que hacemos
todos los días.
Afortunadamente
hemos evolucionado mucho en afrontar este desafío mundial. Algunos países lo
están haciendo muy bien y otros aún no han adelantado los esfuerzos integrales
para afrontarlo.
Desde el
punto de vista del comportamiento humano, quisiera exponer de forma sencilla,
cómo atacar el problema de manera adecuada, respaldado en un estudio aplicado a
más de 3,5 millones de personas alrededor del mundo en diferentes culturas y países;
realizado por la Organización SAFESTART® International.
“El problema no está
en la conducción… está en la Distracción”.
Preguntémonos…
¿Cuánta distracción experimentamos en nuestra vida cotidiana? La mayoría de las
campañas contra la distracción muestran a alguien enviando mensajes de texto,
estando detrás del volante. Pero los datos del Sistema de Informes de Análisis
de Fatalidades en EE.UU., sigla FARS en
inglés, sugieren que el uso del teléfono móvil, no es el único responsable de
las muertes causadas por la conducción distraída. Los teléfonos pueden ser una
distracción, pero no son el único problema. Las distracciones vienen de muchas
formas: La radio, comandos del vehículo, GPS, mirar los carteles de la calle,
pasajeros, movimiento inesperado de objetos, caminar y hablar con alguien,
escuchar música con audífonos, mirar un mapa, fumar, comer, etc.
Si analizamos
la distracción en un contexto más profundo, lo que genera la distracción es el Estado Mental que está detrás de dicha
distracción. Una buena definición práctica de la distracción de las personas
agentes en la vía pública es: “un factor interno o externo que aleja sus ojos o
su mente del camino”. En resumen, es cualquier cosa que desvía su atención de
la conducción o de caminar. Las distracciones relacionadas con la conducción o
el caminar, se pueden organizar en dos grupos: Distracciones Conscientes:
Las decisiones que tomamos, como alcanzar el teléfono móvil o sintonizar
la radio.
Distracciones Involuntarias: Lapsos
mentales que nadie tiene la intención de hacer, como quedarse dormido al
volante o dejar que su mente divague en un momento crucial.
El Estado Mental
de una persona puede dejarla más vulnerable a las fuentes de la conducción
distraída: Cuando tenemos Prisa,
estamos más propensos a pensar en llegar más rápido al destino, que en
concentrarnos en la conducción o en los peligros circundantes. Cuando estamos Frustrados, hay más probabilidades de
distraernos, porque estamos pensando en quién o qué nos frustra o en el
problema que nos genera mal genio. Cuando estamos cansados o tenemos Fatiga física o mental, estamos más
propensos a cerrar los ojos o nuestro tiempo de reacción o reflejos es más
lento. Quizás la causa de distracción más peligrosa, sea la familiaridad con la
actividad. Las personas se arriesgan innecesariamente en el volante, porque se
olvidan de que conducir es algo increíblemente peligroso, son miles de kilos de
metal viajando a velocidades muy altas. Es decir, que se vuelven confiados o
tienen Exceso de Confianza, y eso
puede conducir a muchos problemas.
El PANORAMA GENERAL de
la Distracción.
El Estado de
las personas les hace vulnerables a las distracciones, y eso puede conducir a
malas decisiones, lapsos mentales e incrementar el riesgo. La consecuencia es
el alejamiento de los Ojos y de la Mente de la Tarea, que tenemos entre manos,
y entonces es sólo una cuestión de tiempo y de probabilidades, hasta que una
lesión ocurra.
El Patrón de Riesgo
visto en la figura 1, describe el problema al cual nos enfrentamos a diario. Se
explica de la siguiente manera: Los Estados causan o contribuyen a cometer Errores
Críticos, haciendo que el riesgo de la actividad, se incremente en gran medida
y aumente la probabilidad de sufrir una lesión o incidente.
Pondré un
ejemplo para contextualizar el concepto:
Si usted ha
conducido una motocicleta por años y ya piensa que es un experto, probablemente
está muy confiado de sus habilidades (Complacencia),
entonces le suena su teléfono celular y lo saca del bolsillo para contestarlo y
por un segundo quita los Ojos y la Mente
de la vía y en ese instante el semáforo cambia a rojo y ni siquiera se dio
cuenta y viene un carro en sentido contrario y lo atropella o choca, en
consecuencia, usted se ha movido hacia la Línea
de Fuego del otro vehículo, produciéndole lesiones serias. Este Patrón de Riesgo,
está presente en el 90% a 95% de todas las lesiones que sufren las personas.
En los
siguientes artículos, trataremos con detenimiento cada uno de los Estados que
generan la mayoría de los errores que cometemos en la vía y en la calle, así
como algunas técnicas para prevenir lesiones, choques e incidentes.
Sobre el Autor: Nelson Gutiérrez Bogotá, es
Ingeniero Industrial especialista en QHSE con más de 15 años de experiencia en
Sistemas de Gestión y desarrollo de Cultura de Seguridad. Es Consultor y Master
Trainer para Iberoamérica de Programas de Seguridad Basada en el Comportamiento
y Observación Preventiva, con la empresa SafeStart International. Nelson ha
desarrollado e implementado proyectos en grandes empresas a nivel mundial y es
un solicitado Conferencista Internacional. Es asesor de Seguridad de la
Fundación Gero.
Correo
electrónico: nelson.gutierrez@ssi.safestart.com
Sitio Web: www.safestartlatam.com
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